El Pastor Bob Coy confesó que había tenido 2 affairs en un año y que había estado expuesto a la pornografía. Imagino que su esposa no tenía ni idea de su debilidad actual...A ella no se le hubiera ocurrido desconfiar y poner FILTROS ANTI SEXO en su computadora o laptop y en su celular...pero esto hubiera evitado parte del problema o por lo menos hubiera disminuido el riesgo. Bob Coy habia sido administrador de un local de streap tease en sus años de loca juventud. Tal vez las imágenes de esas mujeres y la vida disipada que llevó por varios años se habían quedado registradas en su mente. Por eso sostengo que los hombres con tendencia a la LUJURIA DE LOS OJOS debieran solicitar los filtros ellos mismos para no destruir sus matrimonios, para no auto-destruirse.
En una conferencia titulada "Los costos sociales de la pornografía", dictada en el Kings College de Nueva York, el Presidente de Morality in Media (MIM – Moralidad en los Medios), Robert Peters, comienza relatando su propia experiencia y cómo desde pequeño tuvo acceso a la pornografía porque su padre tenía cajas con revistas de este tipo y que incluso llegó a escribir sus propios relatos pornográficos con lo que se muestra "lo fuerte que puede ser el lazo de la pornografía en la vida de un niño, un adolescente o un joven adulto".
El Presidente de MIM cuenta luego que al volver a la fe en el segundo año de derecho se encontraba "fumando como una locomotora, tomando como un pez y yendo a Time Square regularmente para comprar revistas pornográficas. Me tomó un año dejar de tomar, dos años dejar de fumar y siete años dejar de ir a Times Square. Este es otro indicativo de lo adictiva que puede ser la pornografía".
Al comentar luego que la adicción a la pornografía también aleja a los varones del matrimonio, porque "muchos jóvenes adultos prefieren la masturbación delante de una computadora en vez de pasar tiempo con una mujer real", el abogado Peters advierte, citando numerosos estudios, que la pornografía también genera futuros agresores sexuales de diversa índole a raíz de la degeneración producida en la persona.
En el caso del matrimonio, otro especial ámbito duramente golpeado por este mal, suele ser el esposo quien es adicto a la pornografía. Esta adicción puede afectar negativamente (destruir) el matrimonio de muchas maneras: el marido puede perder el interés sexual en su esposa, o actuar sus fantasías alimentadas por la pornografía con su cónyuge, o en vez de ella con una prostituta. Puede gastar decenas de miles de dólares alimentando su adicción. Incluso si la adicción no destruye el matrimonio, puede causarle al cónyuge inocente, indudablemente, mucho dolor
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