Thursday, April 3, 2014

CUANDO DEJAMOS DE ADMIRAR AL SER AMADO EMPIEZA EL DESENAMORAMIENTO

Una de mis pacientes nuevas me confió que ha dejado de admirar a su esposo desde hace mucho. No es noticia que me asombre. La mayor parte de matrimonios que comienzan a experimentar el "desenamoramiento" ingresan a la decepción, desengaño y desalientos repetitivos gracias a la pérdida de la admiración mutua, ese factor que al comienzo de la relación les permitió experimentar fascinación y deslumbramiento por el otro. La luna de miel suele durar entre 6 meses y un año. Los que logran prolongarla más deben darse por dichosos.



Y es que en la medida en que más y mejor conocemos a otro ser humano, más nos damos cuenta de que no es para nada perfecto, de que tiene mil y un defectos, faltas, fallas, complejos y traumas que lleva como carga pesada sobre sus espaldas y que de ahora en adelante nosotros seremos los depositarios de sus mecanismos de desfogue: ira, venganza, ironía,  vocabulario soez, trato despectivo, sarcasmo, melodrama, llanto reiterado, abuso físico o cualquier otro medio que esa persona use para "descargar" sus frustraciones e insatisfacciones diarias.


Mientras más elevado espiritualmente esté un ser humano, mayores probabilidades de que ejerza control sobre esos mecanismos de desfogue, practicando la paciencia y el dominio propio -dos frutos del espíritu muy difíciles de lograr- en el medio de la vivencia de un amor generoso, entregado e incondicional por el cónyuge y los hijos.



Pero si nuestra pareja todavía está dominado por las debilidades de la carne, lo más probable es que suframos mucho en nuestra vida en común. Pues resulta que aquella persona que creíamos nos iba a proteger, ahora es nuestro principal "abusador". Qué admiración puede quedar en pie después de semejante constatación?...



Por eso mi principal consejo para las parejas es, -sobre todo para los hombres que están más predispuestos a descargar sus frustraciones con mecanismos de desfogue negativos-, que elijan el camino del despertar, la elevación o iluminación espiritual, que supone escoger la puerta angosta, y que estén dispuestos a sacrificarse por el otro, sin esperar nada a cambio. Porque la vía espiritual es el camino de la renuncia al egoísmo. Y en Su tiempo, Dios los premiará con bendiciones en abundancia!


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