Monday, April 28, 2014

LAS NEFASTAS CONSECUENCIAS DE ACOSTUMBRARSE A MENTIR

Numerosos estudios han comprobado que el promedio de mentiras por semana entre la gente que se confiesa mentirosa es de 11.


Dolor de cabeza, problemas de garganta, estrés y tristeza. Estos son los efectos para la salud, tanto física como mental, de no decir la verdad. La honestidad no solo es sinónimo de buenos valores, sino de una buena salud: Decir la verdad mejora la calidad de las relaciones personales y estas, a su vez, mejoran la calidad de vida.


Las mentiras están relacionadas con la segregación de las hormonas causantes del estrés, el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Las mentiras reducen los anticuerpos para combatir las infecciones en sangre y que, si se prolongan en el tiempo, acaban causando desde dolores de espalda y cabeza, hasta problemas menstruales e incluso infertilidad. 


La tensión está detrás de estos problemas de salud porque uno pasa mucho tiempo planeando la mentira y luego manteniéndola. Si no imagínese que va a mentir a su jefe o a su cónyuge y vea cómo se le tensionan los hombros, el estómago y el resto del cuerpo.



Para construir una mentira, se necesita una gran cantidad de energía física y mental, perdemos un tiempo precioso tratando de ir tapando huecos, en lugar de emplearlo de manera positiva y constructiva. Es evidente asimismo la dificultad que supone para las personas mentirosas abandonar esta insana costumbre. 


Los participantes de una reciente investigación sólo fueron capaces de reducir la cantidad total de mentiras en una mentira por semana. En el día a día, simplemente consiguieron dejar de exagerar sus logros, evitar caer en excusas inventadas, y decir medias verdades en lugar de mentiras. 


Cuando un cónyuge se acostumbra a mentirle a su pareja, la confianza se resquebraja progresivamente y la relación amorosa se destruye con el tiempo. Lo peor es que si la mentira se convierte en rutinaria, el ser amado ya no puede creerle al mentiroso, ni siquiera cuando está diciendo la verdad! Decir la verdad es la mejor forma de reducir el estrés, mejorar la calidad de vida y superar los problemas del pasado. Nuestro deber es entrenarnos, deliberadamente, en decir la verdad.


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