Para impulsar nuestras familias hacia la excelencia, necesitamos aprender a ejercitar el Dominio Propio con el enojo. La Biblia habla claramente que un fruto del Espíritu Santo es el Dominio propio. Cuando la Biblia habla del Dominio propio se refiere a dominar tres cosas: la lengua, la comida y el sexo.
Entonces en el matrimonio en medio de una discusión necesitamos ejercer el Dominio Propio en la lengua no permitiendo que ella sea el medio rápido de desplegar nuestra ira hacia el cónyuge. Amigo oyente: No se concentre mucho en la expresión, las palabras o las actitudes que vienen del cónyuge, sino más bien en tus reacciones.
Jesús lo dijo de esta manera: ” ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo” , cuando ahí tienes una viga en el tuyo ¡*Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano”. Mateo 7:3-5.
En el matrimonio en medio de discusiones, tendemos a mirar más los ataques que recibimos e ignorar nuestras reacciones. Nosotros no somos responsables de los ataques que vienen pero si de nuestras reacciones. Cuando comienzo a reconocer y tratar mis reacciones, descubro que un cambio comienza a generarse en mi cónyuge con quien tengo ciertas diferencias.
Decide no culpar a tu cónyuge y derrama misericordia sobre él o ella. Recordemos que la Culpa es un instrumento de Dios para llevarnos al arrepentimiento pero lamentablemente Satanás usa la culpa para condenarnos. La culpa en el diseño de Dios produce convicción, pero la culpa en en manos del enemigo produce condenación. Culparnos mutuamente solo extiende el abismo entre los dos. Dios es misericordia y él quiere que en nuestra matrimonio no perdamos ni la Misericordia ni la Compasión.
Decide hoy comenzar este sencillo plan de resolución de discusión en tu matrimonio y notará una gran diferencia. Recuerda que tú puedes controlar tus emociones negativas, tus reacciones y tu lengua, con la ayuda de Dios!
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