Cada persona tiene uno o dos lenguajes específicos con los que se siente especialmente cómodo para percibir y expresar amor. A veces expresamos amor en un lenguaje y deseamos recibirlo en otro. Si nadie nos habla en nuestro lenguaje de amor, nos resultará difícil sentirnos amados. Intentaremos provocar en los demás la expresión de amor en el lenguaje que entendemos mejor y sentiremos frustración si no lo conseguimos. Cada vez mas llegan a mi consulta parejas que dicen quererse pero que no parecen capaces de transmitir su amor al otro.
Existen indicios fiables que ayudan a determinar el lenguaje de amor característico de las personas que nos rodean. Por una parte, reaccionarán muy positivamente cuando les hablemos en su lenguaje de amor y en cambio se sentirán heridos cuando les castigamos con ese lenguaje (por ejemplo, una persona que expresa y recibe amor compartiendo tiempo de calidad con los demás se sentirá muy desdichada si su cónyuge no le dedica ese tiempo;
otra persona que expresa su afectividad a través del contacto físico interpretará cualquier amenaza física como una falta de amor). Para descubrir el lenguaje de amor de nuestra pareja, debemos fijarnos en aquello que tiende a reclamar más a menudo: «Quisiera irme de viaje contigo, a solas»; tomar nota de sus quejas más frecuentes, como por ejemplo: «Casi nunca me abrazas».
Reconocer y respetar tanto el temperamento como el lenguaje de amor de la persona con la que vivimos ayuda a abrir cauces de comunicación emocional y crea un ambiente más cálido y seguro para la convivencia diaria y para la resolución pacífica y creativa de los conflictos, que forman parte ineludible de la convivencia humana.
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