Saturday, April 26, 2014

EL VALOR DE LA PACIENCIA EN LA RELACION AMOROSA

Generalmente somos muy agradecidos con nuestras parejas hasta antes de casarnos y luego, se produce un fenómeno destructivo: ya casi no damos las gracias porque creemos que todo nos lo merecemos. Craso error! Nadie merece mas oir la palabra "Gracias" de nuestros labios que nuestro cónyuge. Y así como dejamos de ser agradecidos, así perdemos la paciencia que antes le teníamos y ahora nos fastidiamos, irritamos y hartamos por cualquier cosa, inclusive las que antes -en la época del cortejo- hubiéramos considerado insignificantes.


Qué bueno sería que en las charlas de preparación pre-matrimonial se le dijera a los novios la verdad: que la virtud que van a tener que desarrollar en mayor grado cuando se casen será la PACIENCIA, porque su cónyuge les va a fallar y en muchas ocasiones les va a cansar.


Todos hemos leído o escuchado alguna vez el mas bello texto descriptivo de lo que es el amor escrito por el apóstol Pablo en 1 de Corintios 13 . Allí,  Pablo menciona como primera cualidad que define al amor: "El amor es paciente..."
La paciencia es el fruto que nunca se daña. Por mucho que demos de este fruto, nunca será demasiado. Es un fruto duradero. Nuestra paciencia siempre será de provecho para nuestro cónyuge, y viceversa.  


Mas la paciencia parece escasear en muchos matrimonios. Esposos y esposas pierden la paciencia con gran facilidad, especialmente cuando uno no le da gusto al otro como éste quiere y cuando éste quiere. Sentimos que la mecha se enciende y estallamos. O bien, ponemos mala cara porque nuestro esposo o esposa no está cambiando a nuestra entera satisfacción, no está creciendo tan rápidamente como quisiéramos o de la manera como quisiéramos.  


Arrepintámonos de esta actitud egocéntrica, de esta propensión a estallar, y pensemos en el sufrimiento que con ella ocasionamos a nuestro ser amado. Cuando sentimos que la mecha se enciende, apaguémosla antes del estallido. Todos tenemos fallas. Para superarlas permitamos que nos domine el Espíritu de paciencia. No en vano Pablo dijo que el verdadero amor “todo lo soporta” (1 Corintios 13:7).



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