Aunque siempre he sostenido que el amor no se acaba, como bien lo dice Pablo en Primera de Corintios 13, la gente cree que esto les pasa y que este motivo es suficiente para divorciarse. Lo que se les acaba en realidad es la paciencia, las ganas de esforzarse, los deseos de seguirse sacrificando, la fuerza de voluntad y la perseverancia. En la sociedad en la que vivimos en la que todo se desecha, en la que todo se bota, nadie quiere luchar por lo que una vez consideraron que valía la pena.
Y por qué es que ya no vale? Si todos los amigos y familiares del cónyuge opinan que él o ella sigue siendo la persona valiosa que siempre fue...por qué su otra mitad la ve bajo una perspectiva tan negativa?...Porque han programado sus mentes para la catástrofe, para enfatizar en los defectos del otro en vez de en sus virtudes, para ver el lado oscuro de las situaciones vividas por ambos en vez del lado luminoso, para mirar al otro como enemigo en vez de como la persona más importante en sus vidas.
Mi experiencia en consejería matrimonial y mi lectura de libros y artículos al respecto me permite ir directo al grano y responder a la pregunta: Por qué las parejas se desenamoran? Cuando la pareja se enamoró, sólo miraban las virtudes del otro, su lado bello, su lado bueno. Conforme la rutina se apoderó de sus vidas, se pusieron los anteojos oscuros para observar con lupa los errores, las fallas, las faltas, los defectos. Y entonces, se decepcionaron, se desilusionaron, se desalentaron. Y ante el menor sinsabor están listos para tirar la toalla.
Cómo logramos salir del atolladero? REPROGRAMANDO LA MENTE: CAMBIANDO LOS PENSAMIENTOS TÓXICOS POR PENSAMIENTOS POSITIVOS, OPTIMISTAS, PENSAMIENTOS DE LUZ. Lo primero que les aconsejo a los desilusionados es escribir una lista de las virtudes del otro, de todas las cosas buenas que hace por uno y por el resto de la familia, de todas sus cualidades...y luego revisar cuántas de esas virtudes siguen siendo las mismas que tuvieron inicialmente cuando se enamoraron de esa persona. Muchos constatan luego de este ejercicio que su cónyuge sigue siendo el mismo...que lo que en verdad ha cambiado es la forma de mirarlo.
Ustedes se casaron siendo, individualmente, dos personas con problemas, con "baggage", con defectos. Al unirse juntaron sus insatisfacciones individuales y al cabo de cierto tiempo, cuando el deslumbramiento terminó, la insatisfacción se duplicó. Ya es hora de regresar al punto inicial, reprogramando la mente para ver al ser amado bajo una nueva luz: la luz del amor incondicional.
Esto supone MIRAR AL OTRO CON COMPASIÓN Y TERNURA - y no con ira, rencor o resentimiento- nos abre el corazón a un perdón constante que restaura el matrimonio día a día
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