Han escuchado decir alguna vez que Jesús fue el primer feminista de su época? En cierta medida es verdad porque El fue el primero en tratar a las mujeres de una manera digna, sin discriminarlas en lo absoluto. Recordemos la forma en que se aproximó a la mujer samaritana quien era doble minoría en aquel entonces, dado que los samaritamos eran considerados inferiores al resto y la sabia manera en que defendió a la mujer adúltera ante sus acusadores.
Por otro lado, El Nuevo Testamento nos dice algo de Jesús que muy pocos varones saben: que lloró, sí, lloró....y en varias ocasiones, entre ellas ante la tumba de su amigo Lázaro y otra en el jardín de Getsemaní cuando le pidió al Padre que apartara de El el cáliz de la crucifixión.
A estas alturas del siglo XXI, nadie va a negar que hombres y mujeres somos iguales en derechos, en dignidad y valores. Sin embargo, la gran contradicción es que, a la par, somos inmensamente diferentes, y en muchos niveles. El primero es el evidente, el biológico. El hombre fue creado para implantar la semilla de la vida en el útero femenino para la reproducción de la especie. La mujer fue creada para dar vida, para llevar a una criatura en su vientre por 9 meses y, por ello, establecer una conexión altamente emocional con su bebé.
La sociedad se ha encargado de reforzar el rol "emocional" de la mujer en el hogar y en la vida en general, mientras que al hombre se le ha pedido que sea "fuerte" desde niño. Como las mujeres son las débiles, tienen todo el derecho de llorar y cuanto deseen.
"Los hombres no lloran", es algo que se le dice al niño desde pequeño, disminuyendo su capacidad de CATARSIS y su sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento, incluyendo el ajeno. Por el contrario, a la mujer se la alienta a llorar: "Desahógate, hijita" y gracias a ello es que sobrevivimos, liberándonos de nuestros demonios.
Pero los pobres hombres impedidos de derramar una lágrima recurren a la ira como la válvula de escape para sus tensiones y frustraciones cotidianas. Salida negativa. Salida que perjudica a otros. En Efesios 4:26, el apóstol Pablo tiene una recomendación excelente para los caballeros: "Airáos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo".
Tal vez a las mujeres nos ayudaría entender por qué los hombres gritan tanto y compadecerlos por esta razón. Mi respuesta más simple? Porque no pueden llorar! Entonces amiga, la próxima vez que tu hombre te vea llorando y se moleste contigo, dile con ternura lo siguiente: Prefieres verme llorando o escucharme gritar?...Y si alguna vez te toca ver a tu hombre llorando, dile que te sientes orgullosa de él...y que verlo derramar lágrimas te hace amarlo aún más!
No comments:
Post a Comment