Acabo de terminar de leer un artículo del Dr. Greg Smalley y deseo compartir algunas de sus ideas con ustedes (y otras originales mías) coincidiendo con él en la gran importancia que tiene aprender a discutir de manera saludable con nuestro ser amado.
Uno de los sinsabores más grandes que una pareja puede tener es un conflicto no resuelto que duele, que deprime el alma y que nos desconecta y aleja del otro. Pero los conflictos en sí mismos no tendrían por qué destruir la relación. Se lo digo a todos los que vienen a mi consulta privada. NO HAY PAREJA QUE NO DISCUTA. TODAS TIENEN QUE ENFRENTAR CONFLICTOS Y CRISIS. Unas más frecuentemente que otras pero todas los padecen por igual.
Hay dos clases de conflicto de pareja: Destructivo o Saludable. El conflicto saludable es la antesala de mayor y más profunda intimidad. Puede facilitar la comunicación, el entendimiento, la confianza y el respecto mutuo. Esto sucede cuando la pareja decide manejar sus diferencias y sus desacuerdos de manera edificante, constructiva, enriquecedora para ambos. A través del conflicto saludable podemos descubrir las necesidades y emociones más importantes de nuestra pareja. Podemos averiguar lo que la hace sufrir, lo que la hace experimentar miedo, lo que la hace molestarse.
Cuándo fue la última vez en que usted y su otra mitad tuvieron un conflicto en el que Jesús estuviera en el centro de la discusión? Todos los cristianos queremos tener relaciones Cristo-céntricas... pero acaso nos acordamos de Jesús en el medio de una pelea verbal? Claro que no! Cuando estamos frustrados, heridos o molestos, el corazón se nos cierra. Y cuando el corazón se cierra, somos proclives a reaccionar de forma poco amorosa, con ira, resentimiento, amargura, sarcasmo y defendiéndonos con garras del supuesto ataque del otro.
El corazón cerrado es el que nos impide tener una conversación suave, calmada y compasiva en medio de un desacuerdo. Entonces, dado que queremos progresar en la manera en que reaccionamos cuando nuestro ser amado dice o hace algo que no nos gusta...cómo nos movemos de un conflicto perjudicial a uno saludable?
En vez de forzar que el otro acepte nuestro punto de vista, en vez de culparlo por el mal momento que están viviendo, por qué no hacemos lo que el mismo Jesús nos enseñó en Mateo 7:5: "Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano." El primer paso para avanzar hacia el conflicto constructivo es SACAR LA VIGA DEL PROPIO OJO, es decir, reconocer qué estamos haciendo mal en la escalada negativa del conflicto y dejar de hacerlo inmediatamente.
Estos son los 7 pasos para ABRIR TU CORAZON y aprender a resolver conflictos saludablemente:
1) Decida detener la escalada del conflicto. Pídale al otro parar para distanciarse físicamente hasta que las emociones de ambos estén control.
2) Dígale a su pareja que va a volver a conversar con ella cuando los corazones de ambos estén otra vez abiertos y predispuestos a un diálogo constructivo.
3) Trate de entender lo que está sintiendo en el tiempo en que está lejos de su pareja y dese cuenta de cuántas de estas emociones se basan en una distorsión de la realidad: lo que usted siente NO es lo que está pasando. Lo más probable es que usted esté suponiendo lo peor de su ser amado, adjudicándole malas intenciones cuando en realidad la otra persona no quería herirlo(a) premeditadamente.
4) Haga una oración en la que le pida a Dios que le rebele la verdad sobre sus sentimientos y la verdad sobre su persona amada antes de regresar a dialogar con ella. Oren juntos para abrir la conversación.
5) Converse con su pareja madura y civilizadamente, con compasión en sus ojos y en su corazón.
6) Si no llegan a un acuerdo, respeten que tienen opiniones y modos de percibir y ver la situación diferentes y que ninguno tiene más razón que el otro.
7) Decidan terminar el conflicto con un abrazo. Pídanse perdón, de ser necesario, por haber herido sin querer al otro y díganse las palabras mágicas que abren cualquier corazón: "Te amo, mi amor".
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