Thursday, June 26, 2014

MEMORIA SELECTIVA= DESTERRANDO LOS RECUERDOS DOLOROSOS


Una de las parejas que vienen a mi consejería comenzó a describirme los problemas de sus 20 años de matrimonio desde los primeros conflictos a inicios de su experiencia conyugal, cuando yo no les había solicitado eso. Mi pregunta fue: Cuáles son los principales problemas que los traen a mi consulta?...Y ellos empezaron a describir los recuerdos dolorosos de casi dos décadas atrás!



Son numerosas las parejas incapaces de dejar atrás las situaciones del pasado, acumulando mas y mas reclamos y quejas. Cuán pesada es la carga del pasado que llevan en su mente! Con razón ya no pueden soportarse el uno al otro!


Como bien describe Eckhart Tolle en su libro "El Poder del Ahora", el pasado vive en nosotros en forma de recuerdos, pero éstos por si mismos no representan un problema. De hecho, es gracias a la memoria que aprendemos del pasado y de nuestros errores. Los recuerdos negativos, los pensamientos tóxicos asociados al pasado, se convierten en una carga pesada únicamente cuando se apoderan por completo de nosotros y entran a formar parte de lo que somos en el presente. 



Nuestra personalidad, condicionada por el pasado, se convierte entonces en una cárcel. Nuestra historia está compuesta de recuerdos no solamente mentales sino tambien emocionales: emociones viejas que se reviven constantemente. Eres de las personas que cargan durante toda su vida una gran cantidad de equipaje innecesario, tanto mental como emocional? Te auto impones limitaciones a través de los agravios sufridos, tu hostilidad hacia quienes te hicieron sufrir y tu sentimiento de culpa? 


Debido a esta tendencia a perpetuar las emociones viejas, casi todos los seres humanos llevan en su campo de energía física un cúmulo de dolor emocional, denominado "el cuerpo del dolor". Sin embargo, tenemos el poder para no agrandar más nuestro cuerpo del dolor. 


Podemos aprender a no mantener vivos en la mente los sucesos o las situaciones y atraer nuestra atención continuamente al momento puro y atemporal del presente, en lugar de obstinarnos en fabricar películas mentales. Asi, nuestra presencia en el aquí y el ahora pasa a ser nuestra identidad, desplazando a nuestros pensamientos y emociones. 


No hay nada que haya sucedido en el pasado que nos impida estar en el presente; y si el pasado no puede impedirnos estar en el presente, qué poder puede tener el pasado sobre nosotros? Ninguno! Y mucho más aún cuando tenemos fé en Dios. 


El amor del Señor no tiene fin,  ni se han agotado sus bondades.
Cada mañana se renuevan;  ¡qué grande es su fidelidad! 
Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en El confío!  
(Lamentaciones 3:22-24)



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