ES EL HOMBRE LA CABEZA DE SU HOGAR?

En la sociedad moderna, cuando tantos padres son irresponsables y dejan a sus mujeres al cuidado de sus hijos, abandonando a sus familias, resulta difícil entender la verdad establecida en La Biblia referida al liderazgo masculino en el hogar. El hombre es -o debiera ser- la cabeza de su familia, el líder que predica con el ejemplo, el varón que imita a Jesús, que ama a su esposa como Cristo amó a su iglesia y educa a sus hijos en la disciplina del Señor.

"Pero quiero que sepan que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios." (1 de Corintios 11:3) Las palabras del apóstol Pablo debieran resonar en los oídos de todos aquellos que dicen llamarse cristianos hoy en día y que no entienden el orden divino. 

Cuando el apóstol Pedro le pide a los maridos que traten a sus esposas con delicadeza, como "vaso más frágil" (1 de Pedro 3:7) pone el dedo sobre la llaga de quienes creen que las mujeres somos tan o mas fuertes que los hombres. En la mayor parte de los campos y en la mayoría de las situaciones, el hombre suele demostrar mayor fortaleza que la mujer, o por lo menos está llamado a demostrarla.

Por qué creen sinó que Satanás tentó a Eva en el jardín del Edén y no a Adán? Porque Adán iba a ser mucho más difícil de convencer o manipular. La mujer culpó a Satanás de su caída...y a quién culpó Adán de la suya? Pues a Eva, claro está! Y de allí en adelante, la historia se repite: las mujeres caen tentadas por Satanás y los hombres siguen culpándolas de todos sus males.

Este es el punto: Si los hombres supieran ser líderes espirituales de sus mujeres, éstas caerían menos, fallarían menos y hasta pecarían menos. Si Adán hubiera dado la cara por Eva ante Dios y no hubiera sucumbido al pecado él mismo, otra sería la historia de la humanidad. Adán era responsable por Eva. Esto es obvio. Porque Eva fue creada "para" Adán y cuando los dos pecaron, Dios no buscó a Eva para castigarla por haber inciado todo el proceso de la caída. Dios encaró a Adán y le pidió rendir cuentas. Y es entonces que Adán se lavó las manos echándole la culpa a su mujer.

Cuántos de los caballeros que me leen adolecen del mismo defecto?...Por eso les hago un llamado para que asuman un verdadero liderazgo espiritual en su hogar y cada vez que sus mujeres caigan, no sucumban con ellas ni las ataquen sino que, con delicadeza, tratándolas como "vaso más frágil", las ayuden a levantarse.