Saturday, June 7, 2014

DECIDIENDO SEPULTAR LOS MALOS RECUERDOS EN EL OLVIDO


Hau un tipo de pasado que no debiéramos intentar recordar, por nuestro propio bien. Aquel conformado por malos recuerdos, recuerdos de experiencias, pensamientos o sentimientos negativos, sucios, destructivos. Quien se aferra a recuerdos de este tipo con respecto a una EX pareja, por ejemplo, suele creer que con ello se cobra de alguna manera una revancha pero se equivoca. Porque lo único que logra es hacerse daño a sí mismo(a) emocional y espiritualmente.


Muchos de ustedes deben haber vivido o estar viviendo la experiencia de continuar al lado de la persona que los ha herido más en este vida. Por masoquismo? No, por lo menos no en la mayoría de los casos. Es que por más aparentemente pequeña que la herida parezca a ojos ajenos, si fue provocada por la persona a la que más amamos, entonces, casi instantáneamente, aumenta su tamaño y su intensidad hasta alcanzar niveles desproporcionados. Por eso percibimos que esa persona nos hiere más que cualquier otra. Porque ante ella somos mucho más vulnerables.




Si la herida no está relacionada con el adulterio y la persona que nos hizo daño o hirió está arrepentida, nos pide perdón y promete cambiar...qué tenemos que hacer con los recuerdos de los malos momentos?...Tirarlos a la basura, sepultarlos en una fosa profunda y cubrirlos con tierra, arrojarlos al río para que el caudal se los lleve lejos, muy lejos.


Como nos dice el apóstol Pablo en Filipenses 3:13 nuestro objetivo en pos de nuestra mejora como seres humanos y en nuestras relaciones debe ser olvidar lo que queda en el pasado y esforzarnos por alcanzar todo lo bueno que queda por delante. Esto significa vivir esperanzados.


Otro de los versículos bíblicos más conocidos nos dice que todo aquel que está en Cristo, que crea su identidad a partir de su relación con Jesús, es una NUEVA CRIATURA. Todas las cosas viejas pasaron. He aquí que todas son hechas nuevas. (2 de Corintios 5:17). De allí que mi recomendación principal para aquellas parejas que desean olvidar el pasado y empezar de cero es que le entreguen sus vidas al Señor individualmente y como pareja, como lo que son ante El: UNA SOLA CARNE.


Cuando el perdón de Dios se apodera de nuestras mentes y corazones, no somos nosotros los que perdonamos en base a nuestra propia fortaleza interior. Es el mismo Jesús quien perdona a través de nosotros!... Y de esta manera, y sólo de esta manera, se logra la completa restauración matrimonial: permitiendo que Dios actúe directa y constantemente en nuestras vidas...que se haga Su voluntad y no la nuestra.


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