La alta tasa de divorcio en los Estados Unidos podría ser disminuida si las parejas se prepararan para el matrimonio como lo hacen para conseguir y mantener un empleo. Nadie se casa hoy en día pensando que se divorciará al cabo de unos años pero con la estadística de 40 a 50% de divorcios proporcionada por la Asociación Americana de Psicología es obvio que algo anda mal.
Cuando una pareja pasa la etapa de la luna de miel y los desengaños y decepciones empiezan, recurrir a consejería espiritual o terapia psicológica debiera ser visto como algo normal pero la mayor parte de esposos buscan ayuda cuando la crisis alcanza proporciones gigantescas.
Y este tipo de ayuda especializada podría servir de mucho a la pareja desde la perspectiva preventiva, aún antes de casarse. Yo misma recomiendo la consejería pre-matrimonial para que los novios aprendan las principales leyes y reglas de una relación exitosa: armónica, estable y duradera.
El matrimonio para toda la vida se construye sobre bases físicas, emocionales y espirituales. Tiene que haber pasión, amistad y amor incondicional en ambos. El más importante de los factores es el espiritual: ese conjunto de principios morales y religiosos, virtudes y valores que, si son comunes, facilitarán el entendimiento, la tolerancia y el mantenimiento de la paz en la pareja, inclusive en los momentos más difíciles.
La mayor parte se casa durante la etapa de deslumbramiento, cuando el amor es ciego, y cuando la lujuria prima sobre cualquier otra consideración. Por eso, en cuanto la pasión sexual se reduce con el tiempo y la rutina, los esposos abren los ojos y suelen desilusionarse.
Lo ideal es que los novios sean muy buenos amigos, conociéndose objetivamente, sabiendo inclusive los defectos del otro. Y si, a pesar de conocer esas carencias, defectos, fallas y limitaciones se acepta al otro tal y como es, sin pretender cambiarlo...la pareja está lista para casarse!