Creo firmemente que cuando Jesús está en el centro de una relación de pareja, especialmente de los esposos casados por la iglesia que han hecho un pacto de fidelidad ante Dios, las probabilidades de permanecer unidos -hasta que la muerte los separe- son mucho mayores.
Claro que hay cristianos que se divorcian hoy en día por causas no justificadas bíblicamente, pero habría que preguntarles qué tan cerca de Dios se encontraban de Dios individualmente y como pareja cuando tomaron esa decisión. Lo más probable es que fueran cristianos de la boca para afuera solamente. Y no estoy juzgando a nadie, estoy describiendo una situación que se da con frecuencia.
Lo que mi experiencia como consejera de parejas me demuestra es que las parejas que oran y estudian la Biblia unidas, que van a la iglesia regularmente y que viven o por lo menos intentan vivir diariamente OBEDECIENDO a su Padre Celestial, son las que salen victoriosas de las crisis y persisten a pesar de las dificultades.
Para esas parejas luchadoras que han caído pero que no aceptan dejarse abatir por la adversidad, los invito a dar el primer paso para iniciar el camino de la restauración: darse las manos y leer en voz alta esta oración, sellándola al final con un largo y sincero abrazo reconciliador.
Amado Padre Celestial,
en el nombre de tu hijo Jesucristo,
nos postramos ante Ti reconociendo que Jesús nos enseñó que sólo el que está libre de pecado tiene derecho a tirar la primera piedra....
que la sangre derrramada por nuestro Salvador nos limpia de nuestros pecados
y que nuestro pasado ya no tiene poder sobre nosotros....
Ayúdanos a asumir nuestra responsabilidad en nuestros problemas y a perdonarnos a nosotros mismos
Ayúdanos a extender tu perdón misericordioso a la persona que nos diste como compañera,
Enséñanos a olvidar el pasado perdonándonos de verdad
A desterrar nuestros miedos y corregir nuestros defectos,
a comprometernos a amarnos el uno al otro como Tú nos amas,
de manera tal que nuestros brazos estén verdaderamente abiertos
para abrazarnos el uno al otro sin rencor ni amargura
y para abrazar el futuro maravilloso que tienes para nosotros
de acuerdo a tu voluntad.
Y nos volvemos a comprometer ante Ti a construir una relación Cristocéntrica para tu gloria,
Amen.
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