Qué terrible es constatar los desatrozos efectos del consumo de pornografía en los matrimonios, inclusive en los cristianos. No se necesita ser adicto para que los efectos negativos se evidencien en la relación.
No es bueno para ninguno de los esposos ver a otros como objeto de su deseo sexual. La relación monógama, - de dos personas que se unen y forman una sola carne- el amor exclusivo en el que el matrimonio está basado, excluye otros objetos de deseo sexual.
Cada día son más las parejas que vienen a mi consulta porque el hombre mira pornografía y como consecuencia de ello ha perdido interés sexual en su propia mujer y algunos se han convertido en eyaculadores precoces como consecuencia directa de su adicción.
Aquí va mi primera alerta a los caballeros, sobre todo a los cristianos: Ustedes no pueden decir que aman a sus esposas y a la par consumir pornografía. Porque el consumo de estos materiales responde al deseo de satisfacer las necesidades y fantasías sexuales con otra persona que no es la esposa y esto constituye un acto de infidelidad.
Los hombres que consumen pornografía terminan viendo a las mujeres como objetos sexuales, un vehículo o instrumento por el cual se satisface el instinto. Acaso no se dan cuenta de que cada segundo en que se gasta un centavo en pornografía se acrecienta la demanda de tráfico sexual, inclusive el de niñas?
Otro de los terribles perjuicios del consumo pornográfico es que cambia la manera de mirar a la esposa. El hombre percibe que su mujer no se compara, ni remotamente, con las super voluptousas modelos de la industria PORN y pierde interés por el sexo real con la mujer que dice amar.
Otro de los graves peligros es que los hombres inmersos en este mundo oscuro se terminan anestesiando con los materiales calificados como "soft porn" (porque su cerebro se ha vuelto tolerante a ellos) y no les queda más remedio que experimentar con los "hard" (que puede conducir a la pedofilia, entre otras aberraciones sexuales). Opera aquí el mismo mecanismo de la adicción al alcohol o a las drogas: se va de menor a mayor, porque lo que satisfacía al inicio ya no satisface luego de un tiempo.
Los adictos a la pornografía ya no obtienen placer del sexo real porque el real nunca parecerá tan excitante y extremo con el imaginario, el de las imágenes pornográficas. Por eso pierden interés en sus esposas o novias, por mas bellas y sexys que luzcan.
Amigo que me lees: Si de verdad amas a la mujer que Dios te ha dado, aléjate de la pornografía como te alejarías del mismísimo demonio...y si ya no te resulta posible usar tu fuerza de voluntad para ello....busca y pide ayuda.... Destruyendo a tu esposa, destruyendo tu matrimonio, vas a destruir a tu familia toda...Reacciona antes de que sea demasiado tarde.
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