Estás cansada (o) de pelear y pelear con tu pareja? Parecen ustedes perros y gatos cuando discuten? Se aman pero no logran ponerse de acuerdo en casi nada?
De los vínculos interpersonales que llegamos a establecer los seres humanos, la relación de pareja es una de las más intensas, más difíciles de sobrellevar y equilibrar pero a la vez la que más satisfacciones nos puede dar. Implica compartir proyectos, visiones del mundo, ideas, actitudes, emociones, afectos, sensaciones, etc. Por lo que es inevitable que se presenten desacuerdos en la dinámica de la misma. El desacuerdo es parte de la relación. Encontrar una pareja que esté de acuerdo en todo es como encontrar una aguja en un pajar.
Todas las parejas pasan por momentos de crisis, de inestabilidad, de ajustes, y que no pueden ser atribuidos a una sola causa, sino que los conflictos suelen iniciarse cuando las expectativas que tiene un miembro de la pareja hacia el otro, no se cumplen. La decepción entra a tallar en la relación y con ella todos los otros males.
Las parejas se unen pensando que su relación no va a cambiar, que él o ella serán los mismos toda la vida, que la unión será por siempre y para siempre; sin embargo, cambia la pareja, la relación, el amor, los estilos de acoplamiento, cambia la rutina, cambian los intereses, cambian las modas, y si los miembros del binomio amoroso no se adaptan a dichos cambios, ello puede llevarlos a estados de crisis y como consecuencia al rompimiento del vínculo emocional. La elección de estar en pareja implica inevitablemente compartir la vida con otro. Aprender a negociar y a confrontar las diferencias es una buena estrategia preventiva de crisis.
Pero más importante aún: Acercarse más a Dios, es mi primera recomendación para evitar las discusiones y llegar a acuerdos rápidos con la pareja. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Tí persevera; porque en Tí ha confiado.” (Isaías 26:3 NVI) He hecho un descubrimiento asombroso: Cuanto más tiempo pasamos a solas con Dios, mejor nos llevamos con nuestro ser amado!
Cuando se eleva el nivel de la discusión en tu matrimonio, significa que alguien no está pasando el tiempo que debería con el Señor. Es así de simple. Entonces, lógicamente, debemos acercarnos más a Dios si queremos evitar las discusiones y superar las crisis con éxito.
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