Wednesday, March 26, 2014

CUIDADO CON COMPARTIR A TU PAREJA!

De tanto en tanto llegan a mi consulta parejas con graves problemas sexuales. Hace poco una joven madre de 2 niños pequeños, casada con un hombre de 40, me vino a confiar el dolor que le producía que su esposo la hubiera "usado" para participar en "Threesomes"(sexo de a 3) y "Swingers"(intercambio de parejas con fines sexuales), haciéndola perder su dignidad y la admiración que le tenía a él cuando se casaron.



Puede un hombre que cree y dice amar a su mujer obligarla a participar en semejantes desvaríos sexuales? Mi respuesta es un rotundo NO. Desde la perspectiva moral, tal hombre está faltándole el respeto a su esposa, aprovechándose de su debilidad para oponerse (algunos las manipulan, otros las amenazan) conduciéndolas a hacer algo que las denigra en su condición de seres humanos.

El marido de mi paciente le pagó a un prostituto hombre para que se acostara con ella delante de él. Esto me parece, moralmente, un acto degenerado. En el título de este artículo califico estos actos de DESVARIO porque son una "Monstruosidad, una cosa que sale del orden regular y común de la naturaleza."(Definición de la Real Academia de la Lengua Española). Mucho más aún, si nuestra perspectiva es la religiosa, y más específicamente la cristiana. Y en en esta perspectiva baso mi opinión sobre estos engendros que destruyen LA EXCLUSIVIDAD DE LA RELACION CONYUGAL y su carácter sagrado.


El apóstol Pablo exhorta en 1 Tesalonicenses 4:4, «que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor.» De acuerdo a la Bíblia, el matrimonio es bueno y santo y las relaciones sexuales entre el marido y su esposa son aprobadas por Dios, pero no hay cabida para terceros. Sigue diciéndonos Pablo en el versículo 5, «no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios.» Es un fenómeno innegable que aquellas sociedades y culturas que han rechazado el conocimiento de un Dios personal han caido en inmoralidades de cualquier índole, en orgías,  promiscuidad y prostitución. En los Estados Unidos de hoy la tendencia a la inmoralidad sexual está causando graves estragos en la institución familiar, destrozando matrimonios.


Hebreos 13:4 anuncia, «Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.» También, escribe Pablo en 1 Corintios 7:2: «pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.» 
La primera parte de 1 Tesalonicenses 4:3 dice, «pues la voluntad de Dios es vuestra santificación….» La santificación es el resultado de la acción de santificar, de consagrar. El concepto supone apartar algo para un uso especial, consagrado y dedicado a Dios. Dios manda la santificación del espíritu y del cuerpo del creyente, porque el cuerpo es el templo del Espíritu Santo y como tal no debe ser profanado por la inmoralidad sexual. (1 de Corintios 6:19)


Pablo nos exhorta una y otra vez: "Aparténse de la fornicación!". Fornicación quiere decir  inmoralidad sexual. Específicamente consta de cualquier acto sexual entre dos personas que no estén casadas el uno con la otra. Dios manda abstenerse de la fornicación, de cualquier relación sexual fuera del matrimonio. Por qué es la inmoralidad sexual tan condenable? Porque "Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el que fornica contra su propio cuerpo peca." (1 de Corintios 6:8)


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