Con regularidad concedo entrevistas sobre este tema en shows de la radio y la TV Hispanas en Miami y es, en general, una de las consultas más frecuentes entre las damas que vienen a verme en busca de consejo. Es vox-populi que la mayor parte de mujeres sufre de celos en algún momento de su vida. Pero los hombres también saben ser celosos. De diferente manera que las mujeres, por supuesto.
Mientras que la mujer no tolera que su hombre mire a otras,de manera descarada, en su presencia; los celos varoniles tienen que ver con que otros miren a su mujer con lujuria. El varón no teme tanto que su esposa contemple a otros hombres porque sabe que esa no es la debilidad femenina. El conoce a los de su género. Los machos miran y a las hembras les interesa ser miradas. De allí que el hombre celoso le pida a su mujer que se cubra, que no muestre exageradamente las curvas o la piel, que no llame la atención con su manera de vestir para que otros no la deseen.
Por su cuenta, la dama quisiera ponerle a su hombre anteojeras (como las que usan los caballos para no mirar a los costados) pues le parece una falta de respeto que él no le brinde toda su atención. También le incomoda inmensamente que doble el cuello para seguir a otra con la mirada. En el fondo, aunque no lo quiera reconocer: lo quiere dominar!
En términos generales, esto es lo que gran parte de hombres y mujeres experimentan en materia de celos. Ambos se deben de apoyar para superar juntos las inseguridades y recurrir a ayuda especializada si los celos crecen sin control. Quienes sufren de celos patológicos requieren de tratamiento. Y sobre esto hablaremos mañana.
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