LIMITES DE LA VIDA SEXUAL EN EL MATRIMONIO:
LO QUE NO EDIFICA
Lo que voy a exponer a continuación responde a mis convicciones religiosas y es una reflexión basada en la Palabra de Dios. Muchas parejas cristianas me preguntan qué opino del sexo anal en el matrimonio y ésta es mi respuesta:
Como bien dice Pablo en 1 de Corintios 10: 23, en la vida del cristiano que vive bajo la gracia de Dios y camina con el Espíritu Santo "Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica". De allí que, en lo que respecta a las parejas casadas, la oración, la lectura diaria de la Biblia, la asistencia a los servicios de la iglesia y la búsqueda de la Verdad, los ayudará a discernir qué pueden y qué no pueden hacer en el lecho conyugal.
No hay duda de que Dios ha establecido que el matrimonio es algo honroso y, por tanto, es algo que debe traer honor y gloria al Señor. Hebreos 13:4 dice: “Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios”. Consecuentemente, sin importar cuáles sean las prácticas sexuales en que incurran los esposos, entendemos que estas deben ser hechas en santidad.
En la Palabra de Dios no hay límites específicos señalados en cuanto a las relaciones sexuales dentro del matrimonio, pero sí hay algunos principios que deben tomarse en cuenta y el más importante es el siguiente:
Los esposos no deben tener relaciones anales.
Se entiende que el ano ha sido diseñado por Dios como un órgano de desecho y no de placer, hasta el punto que sus fibras están constituidas de tal manera que su fisiología natural es de permitir que los excrementos puedan ser expulsados hacia afuera, y no de permitir que algo pueda ser introducido a través del orificio anal.
El apóstol Pablo también nos dice en Romanos 1:26 que "Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza". Este versículo probablemente llama la atención sobre dos cosas diferentes: a) La práctica del lesbianismo; y b) La práctica del sexo anal, porque claramente dice que la mujer cambió la función natural por aquella que es contra la naturaleza, y entendemos que el sexo anal es contra la naturaleza.
Es evidente que este pasaje nos advierte de “una función natural”, de “una función contra la naturaleza”; y “el uso natural de la mujer”.
Si, porque es sexo contra natura, cuando se procede contra la naturaleza del acto, contra lo que Dios ha dispuesto como la vía natural, considerado como una práctica abominable a los ojos de Dios. (no así de los mundanos).
Dios destruyó a Sodoma, precisamente por esa práctica. Es decir, la sodomía no lo es solo entre varones, sino también entre un hombre y una mujer, al tener relaciones anales el varón con su mujer, por mucho que sea su esposa, la está sodomizando, y él por lo tanto, se convierte en sodomita, y he aquí la palabra de Dios para esto (1 Timoteo 1:10)
Si queremos agradar a Dios con nuestra conducta sexual, nada mejor que NO hacer lo que Su Palabra prohibe.
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