La barrera inconsciente y el escudo protector con el que te aíslas para no experimentar el éxtasis del amor, son precisamente los que te inhiben e impiden su mayor disfrute. El primer pensamiento tóxico que debes desterrar es el siguiente: "Tengo que cuidarme de no amar demasiado para no sufrir"... Lo único que haces con esto es fijarte un UMBRAL, UN LIMITE a tu capacidad amatoria y, por tanto, no logras experimentar la profundidad del amor verdadero.
Es esta manera de pensar la que conduce a situaciones en las cuales luego de gozar de un día maravilloso, terminas en una pelea sin sentido con tu pareja que parece decirte: "Sí, era verdad! Era demasiado bueno para durar!" La dinámica del miedo a ser demasiado feliz genera un conflicto, cualquier conflicto, que lanzará los sentimientos de felicidad por la borda hacia un más cómodo territorio de "es obvio que mi pareja no me ama tanto como pensaba..." Y con este mecanismo reforzamos nuestra tendencia a la desdicha!
Ten mucho cuidado con asumir una actitud defensiva. Cuando inculpas al otro de todo y le restas mérito a sus reclamos o simplemente los invalidas, diciéndole que son injustificados o exagerados, estás asumiendo una actitud defensiva. Comportarse así empeora los conflictos y dificulta aún más encontrar la solución al problema. Por ello, lo mejor es intentar comprender la naturaleza de la queja del otro, qué la motivó y qué es lo que necesita.
Para dejar de vivir en la maraña a la que me refería el día de ayer debemos tomar conciencia, primero y ante todo, de nuestros miedos y mecanismos defensivos para sepultarlos en el baúl de los recuerdos y abrazar un nuevo estilo de amar: siendo vulnerables y sin temor a serlo!...Mientras más abras tu corazón al otro, mayores serán las posibilidades de que logres conocer lo que el amor es en verdad.
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