Pero si hay algo que le fastidia a los casados es escuchar la cruda verdad de los labios de su ser amado. Especialmente a los hombres quienes suelen creer que su mujer los ataca o los acusa de algo si les dice la verdad, inclusive "en amor". Por qué? Porque el ego de muchos caballeros les impide reconocer que su mujer tiene la razón. Y aunque en el fondo de sus corazones supieran que la tiene, de todos modos no se la darían.
En el proceso de cambio del ser humano, admitir la magnitud de nuestros errores y limitaciones es la parte más difícil.
A nuestra pareja nuestros defectos le saltan a la vista.
Ella ve con claridad nuestra espalda. Nosotros no nos la vemos.
Pero es cierto que no nos será posible cambiar ni mucho menos hacer cambios efectivos sino partimos por reconocer en qué área específica hay que priorizar en la búsqueda de soluciones.
Es probable que Dios esté utilizando a tu cónyuge para abrir tus ojos a la dolorosa realidad: algo está mal y hay que asumir el reto del cambio como algo perentorio. "El hierro se afila con el hierro", nos recuerda Proverbios 27:17. Si te duele mucho reconocer que lo que te dice tu ser amado es la pura verdad...tal vez te sirva de consuelo saber que Dios emplea tu pena o sufrimiento para podarte, para purificarte y sanarte en el camino de tu crecimiento espiritual.
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