Según el National Council of Sexual Addiction (NCSA) de los EEUU:
un 60% pierde a su pareja,
40% sufre embarazos no deseados,
un 72% tiene ideas obsesivas sobre el suicidio,
un 17% ha intentado quitarse la vida,
un 36% aborta,
un 27% tiene problemas laborales y
un 27% tiene problemas laborales y
68% tiene riesgo de contraer el sida u otras enfermedades de transmisión sexual.
El adicto engaña a su pareja estable y le contagia enfermedades de transmisión sexual y hasta el SIDA. No puede ser un buen padre, no es un buen ejemplo para sus hijos. La búsqueda de sexo o la realización de conductas sexuales ocupan un tiempo excesivo, hasta el punto de relegar obligaciones profesionales, académicas, familiares.
El adicto sexual se caracteriza por una necesidad de conducta sexual excesiva, y por un pensamiento continuo y obsesivo sexo.
El comportamiento sexual compulsivo se gesta, en la mayoría de los casos, en la mente, donde las fantasías sexuales, los sueños y los pensamientos eróticos se convierten en la válvula de escape de los problemas laborales, las relaciones rotas, la baja autoestima, la insatisfacción personal u otros conflictos.
Adicción es la pérdida de control; es todo lo que sirve como mecanismo de defensa o refugio para huir de una realidad dolorosa que la persona no quiere o no tiene capacidad de enfrentar. El adicto persiste en este comportamiento a pesar de las graves consecuencias negativas que le reporta y a las personas de su entorno.
Es imperativo que el adicto al sexo busque ayuda. la mejor combinación es la de la consejería espiritual con la psicoterapia.
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