Hoy tuve en consulta a una pareja joven que padece el mismo problema de la mayor parte de parejas: él pierde la paciencia cuando discuten porque para ella hay que HABLAR hasta agotar el tema (para aclarar lo sucedido y resolver el conflicto), mientras él quiere silencio para PENSAR y descansar de la sobrecarga emocional.
Lo que ni el marido ni la mujer entienden es que la particular forma en que cada uno concibe la resolución de los conflictos es lo suficientemente opuesta como para AGREGAR UN MOTIVO ADICIONAL PARA SEGUIR DISCUTIENDO.
Las mujeres entienden que para resolver conflictos tienen que conversar, dialogar, expresar sentimientos. Los hombres prefieren acabar con la discusión lo antes posible para meditar acerca de lo ocurrido y buscar una solución en silencio.
El varón se encierra en su cueva y desea que su mujer respete su necesidad de permanecer en ella. La esposa se atormenta y no puede hacer un alto en el camino porque desde su punto de vista nada se arreglará mientras no se hable sobre ello.
Cuál es la solución para esta especifica dificultad en comunicarse entonces?La negociación requiere buena voluntad de ambas partes. Recomiendo que él le diga de manera suave y comprensiva -como bien sugiere el apóstol Pedro- tratándola como vaso más frágil, algo como lo siguiente: "Mujer, entiendo tu necesidad de continuar hablando sobre esto hasta que lleguemos a un acuerdo pero en este momento yo no puedo ni quiero seguir discutiendo...Te pido que me permitas pensar y meditar al respecto...Te prometo que mañana retomaremos el diálgo, de manera más calmada..."
Lo ideal sería que él haga el esfuerzo de abrazarla (aunque no lo "sienta") y que fije una hora para la conversación pendiente y cumpla con lo prometido. A la esposa le corresponde respetar el deseo de su marido de no continuar con la discusión y dejar el asunto en paz.
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