Ayer vimos el segundo mecanismo. Ahora nos toca reflexionar sobre el último:
2) Desarrolla tu habilidad de permanecer abierto y consciente a la percepción de las emociones vulnerables (propias y ajenas) como una fortaleza y no como una debilidad.
Cuán diferente sería tu relación si comenzaras a percibir los antes "dolorosos ataques" de tu pareja como sus gemidos por mayor contacto e intimidad...
El giro más importante en la búsqueda de soluciones tiene que ver con el reconocimiento de que no es posible formar ninguna conexión empática con tu ser amado sin primero comprender -practicando la compasión- que las heridas de tu pareja son tan significativas como las tuyas.
Tu fortaleza emocional y mental es gobernada por el mismo principio de "úsalo o piérdelo" que se aplica para el cuerpo. Del mismo modo que no puedes dejar de ejercitarte con regularidad si deseas proclamar que estás en perfecta forma, de igual manera no puedes crecer con tu pareja y alcanzar una relación saludable si ambos no aprenden a sentirse cómodos exponiendo sus sentimientos vulnerables.
El abrirle el corazón al otro para mostrarte vulnerable es uno de los mayores tesoros que se obtienen como resultado de la verdadera intimidad de pareja. Y si aprendes a escuchar sin juzgar, tu ser amado logrará llegar al punto en que esté dispuesto a desnudar su alma ante ti como no lo hizo nunca antes delante de otro ser humano....
Otra lección a considerar durante el cambio es que "resolver" los problemas o conflictos es de mucho menor valor e importancia que aprender a tratarse mutuamente con mayor compasión y dignidad en el proceso, lo que de paso ayudará a resolver los problemas y conflictos más fácil y rápidamente. Todo cambio es doloroso pero valdrá la pena. Sus frutos serán dulces y permanentes.
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