El cuarto jueves de noviembre se celebra en los Estados Unidos "El Día de Acción de Gracias". Siempre he creído que una de las mas bellas virtudes que un ser humano puede poseer es la gratitud. La cantante chilena Violeta Parra escribió una canción que se volvió famosa por un largo tiempo que dice "Gracias a la vida que me ha dado tanto!"...La letra es muy bella pero proviene de una autora de posición política de izquierda que no supo darle gracias a quien toda alabanza, todo loor, toda gratitud, toda admiración y todo honor merece: Dios.
En este gran país, Thanksgiving es una fecha en que las familias se reúnen alrededor del pavo y del pastel de calabaza para dar gracias a Dios por todas sus bendiciones. A un norteamericano se le ocurrió la significativa frase: "Cuenta tus bendicones" Y es cierto que debiéramos contar nuestras bendiciones, una por una... y apreciar lo que Dios ha hecho en nuestra vida.
Una de las cosas por las que le doy gracias a Dios constantemente es la dicha de llevar el apellido que tengo: ALEGRIA.... porque el gozo del Señor es mi fortaleza y he aprendido a estar contenta bajo cualquier circunstancia.
Hoy y siempre le doy gracias a Dios por mis 3 bellos hijos: Alejandro, Rodrigo y Guillermo, a quienes amo con toda mi alma, y por mis lindas nueras Cossete y Rosita, a quienes quiero como si fueran mis propias hijas...
por mi sabia madre Dora Varona, de quien he heredado mucho de lo que soy,
por mi pade Ciro Alegría, quien me dejó el legado del amor a la Literatura,
por mi segundo papá Genaro Llanqui, quien supo tenerme paciencia en mi difícil adolescencia y mostrarme lo que servir a otros realmente significa,
por todos mis parientes y amigos y
por el maravilloso esposo que Dios me regaló por 28 años y quien ahora me espera en el cielo.
Le doy gracias a Dios por haberme traído a los Estados Unidos en el 2003, porque éste es sin duda el país de las oportunidades y aquí he podido abrirme camino en donde más me fascina trabajar: los medios de comunicación.
Le doy gracias a Dios por haberme abierto puertas para poder desarrollar la misión de la segunda parte de mi vida: Salvar matrimonios y ayudar a la gente a prepararse para el amor.
Nada mejor que ser considerada La Doctora Amor, revistiéndome de la autoridad del Espíritu Santo para predicar sobre la única fuente de amor que nunca falla: Dios. Porque el amor de Dios es inagotable e incondicional, el único digno de imitar.
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