Sunday, November 16, 2014

EL DESPECHO DEMUESTRA NUESTRA FALTA DE AMOR


¿Hasta dónde podemos llegar por venganza hacia nuestras ex parejas? El despecho es una respuesta emocional intensa como consecuencia de un resentimiento ante lo que consideramos un desengaño, un menosprecio o una ofensa.


¿Qué es capaz de hacer el ser humano por despecho? Pues dependerá en gran parte de sus valores, de su vida espiritual. Aquellas personas que tengan mayor madurez emocional y espiritual, trascenderán el desengaño sacando de él una enseñanza respecto a sí mismos y su relación con su ex pareja. 


Ahora bien, aquellos que tienden a desbordarse con facilidad, que presentan dificultades en la comunicación y que ponen el foco de atención en los defectos del otro y no en ellos mismos, tienden a incurrir en algunas conductas de autocastigo, de apatía, autoengaño, o de tratar de devolver el dolor a la persona que despertó en nosotros esa frustación y malestar emocional.


A mayor valoración del daño, dependiendo de la personalidad, más intensa será esa respuesta emocional. Generalmente suelen sucederse sentimientos de rabia e ira, llegando al odio cuando la persona tiene una falta de control emocional. Quien llega a ese punto? Suelen ser personas inseguras que crean relaciones de dependencia con los demás y cuando se dan cuenta de que la otra persona no les da lo que necesitan se sienten mal por ello, porque no es lo que esperaban. Se crean muchas expectativas, por lo que terminan acumulando frustraciones, una tras otra.


Aunque se crea que con el despecho se puede atraer la atención de la otra persona haciéndole ver lo mucho qur importa por el dolor que produce, en realidad lo único que hará esto es alejarla mucho más. Pero como emoción intensa es difícil de manejar. Debemos esperar a calmarnos y posteriormente valorar por qué nos sentimos así, qué es lo que este dolor nos está queriendo decir...


El despechado reacciona tensándose y tratando de protegerse de ese dolor haciendo creer que es más fuerte que él. Pero en realidad, lo que suele pasar es que es una careta, un escudo, porque por dentro se siente realmente desprotegido. Lo que parece existir es un perfil de las personas más proclives a la venganza. 


Los que tienen este tipo de actitudes tan irracionales, son personas siempre inseguras, obsesivas, manipuladoras y controladoras. Suelen presentar dos actitudes claras: el autoritarismo y la dominancia social. Es decir, el despecho se relaciona con el deseo de mantener el poder y protegerse de futuras ofensas. 


Pero la emoción que desencadena el proceso no tiene porqué ser la misma, ya que no todos consideramos igual una ofensa. Mientras que una persona despechada puede utilizar la ira como mecanismo de descarga en su proceso de venganza. Cuando le preguntas a alguien porqué desea vengarse, la respuesta suele ser siempre la misma: necesito darle una salida emocional a este rencor que siento. Piensan que si devuelven con la misma moneda el dolor se sentirán liberados, pero lo que suele suceder es justamente lo contrario. 


Está demostrado que aquellas personas que dejan de lado la venganza, se sienten mejor que los que la llevan a cabo, porque los primeros restan importancia a lo sucedido, logrando seguir con sus vidas, mientras que los segundos, dilatan el malestar en el tiempo al permanecer la herida abierta hasta que no resuelvan su malestar. 


Por tanto, consejo: siempre es mejor el perdón que el rencor, lo que no quiere decir que aceptes lo que ha pasado, simplemente asumir que no lo puedes cambiar pero sí construir un presente más armonioso.

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