Tuesday, May 20, 2014

TU ACTITUD DETERMINA TU ALTITUD


" Porque yo detesto el divorcio —dice el Señor, Dios de Israel" (Malaquías 2:16)
Muchas parejas que caen presa del desaliento y no logran ver la luz al final del túnel tienen una actitud negativa hacia el cambio: creen que su ser amado no puede ni podrá cambiar nunca y que si lo intenta está destinado al fracaso.


Semejante actitud derrotista es responsable, en parte, de que el cónyuge no avance ni un ápice hacia la solución de su problema personal...y lo que es más, el cónyuge que se cree víctima o inocente, suele necesitar cambiar también pero no percibe tal necesidad por concentrar la culpa "absoluta" en el otro. Las relaciones de pareja nos enseñan que ambos suelen ser responsables de la crisis en la que se encuentran, en mayor o menos grado.


El primer consejo que les doy a las parejas que vienen a mi consulta muy desmoralizadas y desalentadas es que cambien su actitud. O vienen con esperanza, con fe, apostando y confiando en que pueden salvar su matrimonio, o están perdiendo su tiempo. Necesitan creer que si ambos tienen voluntad de cambio y si van a trabajar en equipo, de la mano, con el fin de resolver el problema -y no como enemigos atacándose mutuamente en vez de atacar el problema juntos- las posibilidades de restaurar su matrimonio son altas. La ACTITUD POSITIVA, OPTIMISTA, a pesar de estar en medio de una crisis, constituye un excelente punto de partida.


Pero lo más importante a considerar es QUIEN ES EL MOTOR DEL CAMBIO. No basta que uno de los dos o los dos tengan la buena intención de cambiar. Sólo Dios puede cambiarlos realmente. Para lo cual, resulta fundamental que reconozcan sus limitaciones humanas y se rindan a la voluntad divina para sus vidas: la transformación de adentro hacia fuera, el despertar espiritual, el arrepentimiento y el propósito de enmienda. 


Este proceso de cambio que comienza con un despertar espiritual, supone la crucifixión de la carne y la renovación de la mente tal como magistralmente lu sugiere el apóstol Pablo: "No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto." (Romanos 12:2)


Desear cambiar es una cosa y hacer algo concreto para cambiar, día a día, es otra. Cuando Dios toca la fibra más íntima del ser humano que desea ser cambiado, no hay nada imposible para EL. Y hasta el matrimonio más roto puede ser restaurado. Sólo hay que creer y actuar de acuerdo a la voluntad de Dios para nuestras vidas.


Acaba con la actitud catastrofista! No cabes tu propia tumba! No juegues el rol de vítima ni sientas que has fracasado en tu matrimonio. Todo lo puedes en Cristo que te fortalece y en El puedes descansar. Confía en que los planes que EL tiene para tu vida matrimonial son planes de bienestar, a fin de darles un futuro lleno de esperanza


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