Friday, May 2, 2014

CUANDO LA DEPRESION AFECTA A LA RELACION AMOROSA

Qué bueno fuera si a los novios que van a contraer matrimonio se les pidiera pasar por exámenes de salud mental. Cuántos divorcios se ahorraría la gente, cuántos conflictos y cuánto sufrimiento. Porque para el ojo de un común mortal es muy difícil detectar un transtorno psicológico, tanto ajeno como propio. Y resulta entonces que mucha gente se casa con personas que padecen de depresión, transtorno bipolar, neurosis o hasta esquizofrenia, sin estar conscientes de ello.


Una de las enfermedades mentales más comunes es la depresión. La depresión afecta a 1 de cada 10 estadounidenses adultos. Puede provocar aumentos en el ausentismo laboral, incapacidades a corto plazo y descenso de la productividad. 


Técnicamente no es lo mismo estar deprimido que tener una depresión. Dos expresiones que a simple vista parecen equivalentes, no lo son para los especialistas en salud mental. Se sabe que el 20% de las personas que acuden al médico de familia lo hacen por sentirse tristes, desanimadas, con ganas de llorar, con pocas fuerzas para afrontar los retos del nuevo día, aquejadas de dolores de incomprensible origen o sentimientos de impotencia e inutilidad; pero también tenemos la experiencia de que, en unas horas o pocos días o incluso ante la aparición de una buena o agradable noticia, ese estado de ánimo cambia.


Al paciente que tiene una depresión no le sucede lo mismo. Ante un Episodio Depresivo Mayor (EDM) le fallan las fuerzas, se siente triste, apagado, fatigado, conmovido por cualquier evento desgraciado del mundo, con ganas de llorar y sin querer ver a nadie. Siente insuficiencia y desesperanza, quiere estar solo, acostado, sin perturbaciones ni estímulos sensoriales, sin apetito y con el sueño roto. Además, no puede desempeñar con normalidad su trabajo habitual y se ven afectadas sus relaciones sociales y familiares. Y como se puede deducir fácilmente, el cónyuge es el primero y más directamente afectado.


La depresión tiene que ser diagnóstica y tratada. Sólo el especialista puede recetar el tratamiento adecuado, Sin tratamiento la vida del paciente y de sus familiares será miserable. Y también será de vital importancia recibir consejería espiritual y procurar un mayor acercamiento a Dios en búsqueda de paz interior.

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