Las estadísticas parecen demostrarlo. Según éstas, 3 de cada 10 mujeres son infieles en sus relaciones; mientras que en el caso de los hombres, 5 de cada 10 lo son. Pero claro que podríamos suponer que las mujeres mienten mejor que los hombres y son mejores al momento de ocultar situaciones de infidelidad.
Un dato importante es que los hombres que mantienen un menor número de relaciones sexuales antes del matrimonio (o relación de pareja estable y/o formal) serán menos infieles después de casarse, y las mujeres que tienen mayor número de relaciones físicas (con componente sexual) antes del matrimonio tienen más probabilidades de ser infieles en una relación exclusiva.
Los hombres son sexualmente más impulsivos que las mujeres, según un estudio de la Universidad de Texas divulgado en el Personality and Social Psychology Bulletin. Las mujeres tienen en promedio menos parejas sexuales que los hombres a lo largo de sus vidas.
Es más probable que las mujeres sean infieles por situaciones de abandono, por falta de comunicación, de apoyo, de tiempo y dedicación. Cuando las circunstancias que posibilitan la infidelidad se presentan, empiezan a pasar por la cabeza femenina ilusiones originadas en esa sensación de vacío y esa necesidad de buscar algo o alguien que llene espacios.
Otro dato interesante es el proveniente de un reciente estudio presentado en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Sociología, realizado entre parejas casadas y en concubinato, que determinó que los hombres que ganan menos que sus parejas son más propensos a engañarlas, situación que se incrementa notablemente cuando el varón es latinoamericano. Los especialistas interpretan que el engaño “podría ser la vía que encuentran estos hombres para restablecer una identidad de género que sienten amenazada”.
Christin Munsch, de la Universidad de Cornell y autora del estudio, señala que: “Ganar menos dinero que la mujer puede amenazar la identidad de género de los hombres, al poner en tela de juicio la noción tradicional del hombre como sostén de familia. Esta relación puede ser particularmente fuerte en ciertos subgrupos para los que la masculinidad tiene tradicionalmente gran valor, como sucede en los latinoamericanos”.
Pero por otra parte, la investigación mostró que los hombres cuyas parejas son más dependientes de ellos, son también más proclives a ser infieles, lo que se torna en una situación sin salida para las mujeres.
Como era de esperarse, se constatan diferencias en el caso de las damas. El trabajo explica: “Si una mujer es el sostén económico de la familia, será más propensa a engañar a su pareja, mientras que si ella depende de su marido, es menos probable que le sea infiel”.
En general, según el estudio, las mujeres son 50% menos propensas a engañar a sus parejas. “La feminidad no está definida por su estatus económico ni tampoco se define por sus conquistas sexuales. Más bien, dada la doble moral sexual, es probable que la dependencia económica lleve a las mujeres a ser más fieles”.
El trabajo analizó datos de 1,024 hombres y 1,559 mujeres casados o concubinos al menos por un año. Entre sus conclusiones, encontró, además, que “a mayor educación, menos probabilidad de que él o ella sean infieles”.
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