Hay tres grandes obstáculos para perseverar en el compromiso de la fidelidad:
• Deseos
encontrados
No hay duda de que podemos experimentar en nosotros
amores conflictuados y deseos enfrentados que pueden dificultar mucho el
perseverar en una dirección. De allí que haya tanta gente que se pregunte si es
posible amar a dos personas al mismo tiempo....Mi opinión personal es que sí es
posible pero NO es lo que Dios nos pide que hagamos de acuerdo a Su Palabra.
Cuando en Génesis 2:24, Mateo 19:5 y Efesios 5:31 se
nos recuerda que dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer
y serán UNA SOLA CARNE, el principio de la unidad está basado en el principio
de la exclusividad. ¿Cuántas mujeres creó Dios para Adán? Una.¿Cuántos maridos
le dio a Eva? Uno. El matrimonio fue
diseñado por Dios como una relación exclusiva entre dos personas, es un hombre
con una mujer que llegan a convertirse en
uno, tanto física como emocionalmente.
Otro deseo encontrado de muchos es casarse pero no perder la posibilidad de sentirse atraídos por otras personas e inclusive flirtear con ellas. Y éste es un tipo de infidelidad que destruirá sus matrimonios de todos modos. Mi consejo para ellos es que si eso es lo que desean, mejor que no se casen...
• Desilusión,
desencanto y decepción
Hay un inevitable descolorarse en la vida y en
relación con las opciones hechas. Cuando el encanto del amor primero se va, el
tema de la fidelidad se replantea. ¿Debo ser fiel a un ideal o a un proyecto
que una vez tuve y que ahora ya no me dice nada? ¿Tengo que creer en una luz
que no veo más, ya que estoy sumergido(a) en la oscuridad?...Y la respuesta es
sí, porque cuando uno se comprometió en el pacto del matrimonio lo hizo para
ser fiel en lo favorable Y EN LO ADVERSO, en la salud Y EN LA ENFERMEDAD, en la
riqueza Y EN LA POBREZA, en los buenos tiempos y en los malos...Se trata
entonces de perseverar en la opción.
• Pérdida de
presencia
Como bien señala el sacerdote José María Arnaiz en su bog "Umbrales", esta dificultad es menos precisa y menos fácil de definir. Incluso es más difícil de remediar. Se identifica con una real desilusión en relación con el compromiso, la persona a la que queremos o proyectos con los que nos habíamos ilusionado y que han perdido relieve para nosotros porque en cierto modo ya no están presentes en nuestro espíritu. La apatía y la indiferencia desvirtúan poco a poco el interés por nuestro compromiso. Algo parece morir dentro de nosotros. Nos desconectamos de él convirtiéndonos en meros espectadores. Somos como un chofer de un carro de caballos que en un momento determinado, sin saber por qué, el caballo se desconecta del carro y nos quedamos mirando cómo se aleja... incapaces de hacerlo volver.
Esta apatía se soluciona con el reconocimiento de la
existencia de un problema en la relación y la necesidad de acceder a ayuda. La
terapia de pareja es uno de los caminos. Otro es la consejería espiritual.
No dejen pasar mucho tiempo antes de acudir a una o a ambas. No esperen a que sea demasiado tarde.
No dejen pasar mucho tiempo antes de acudir a una o a ambas. No esperen a que sea demasiado tarde.