Sunday, March 29, 2015

EL PODER DE REDISEÑAR TU CEREBRO ESTA EN TU MENTE

Hoy tuve el privilegio de asistir a la conferencia de la famosa Dra. Caroline Leaf -neuropatóloga y neuropsicóloga, autora de numerosos libros científicos- en una iglesia local. Ella es la demostración viviente de que ciencia y religión SI pueden darse la mano. Durante la hora de su disertación combinó efectiva y poderosamente varios versículos bíblicos con explicaciones científicas sobre el tema de LA RENOVACIÓN DE LA MENTE.


En su opinión, cuando el apóstol Pablo nos exhorta en Romanos 12:2 a que "no nos conformemos a este mundo, sino que nos transformemos mediante la renovación de nuestra mente..." se refería a un REDISEÑO MENTAL que comprende dos etapas fundamentales: 1) Borrar, desterrar, erradicar todos los recuerdos nocivos y pensamientos tóxicos que nos esclavizan (y que se basan en lo que el mundo nos inculca) y 2) Reemplazarlos por recuerdos bellos y pensamientos de luz, saludables y optimistas. basados en La Palabra de Dios.


La neurociencia ha demostrado que la mente tiene la capacidad de cambiar la configuración cerebral. Nuestro cerebro es la representación física de nuestra mente. Los seres humanos no somos víctimas de los genes que heredamos de nuestros antepasados ni de nuestra biología, tal y como el mundo nos quiere hacer creer. Por el contrario, los seres humanos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y es por eso es que el apóstol Pablo declara en 1 de Corintios 2:16 que "tenemos la mente de Cristo". En tiempo presente. No en futuro ni mucho menos en condicional. Tenemos la mente de Cristo en el aquí y el ahora. 


Y esto hace mucho más comprensibles las palabras del propio Jesús, quien nos dio un mandamiento que -bajo esta nueva perspectiva- ya no nos parece imposible: "Sean perfectos como su Padre Celestial es perfecto" ( Mateo 5:48)


Hemos sido creados para el amor, en imagen y semejanza de un Dios que ES amor. No hemos sido creados para el miedo ni para el rencor ni para el odio. Pero el libre albedrío nos brinda la posibilidad de escoger. Se trata, simple y llanamente, de saber optar. Tal como lo dice Deuteronomio 30:19 "En este día pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes, de que les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes..."


Cuando decidimos elegir pensamientos saludables, de luz, positivos, llenos de fe y esperanza, acordes con La Palabra de Dios, elegimos la vida, para nosotros y nuestros descendientes. Estos son los que deben ocupar el lugar de los pensamientos tóxicos en nuestra mente. Y cuando somos tentados por el enemigo, quien persigue la destrucción de nuestra mente, debemos recordar lo que 2 de Corintios 10:5 nos pide: "destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, hagamos todo pensamiento cautivivo en obediencia de Cristo..."


Si sometemos los pensamientos tóxicos, si los desterramos de nuestra mente en obediencia a Jesús, las posibilidades de ser destruidos por Satanás son mínimas, porque "tenemos la mente" del Hijo de Dios. La mejor manera de ganar esta batalla es permanecer en presencia del Altísimo, en oración, meditación, alabanza y lectura de Su Palabra las 24 horas del día, 7 días de la semana. Fanatismo?....Eso es lo que el mundo nos dirá. Pero lo que debe importarnos es lo que EL nos dice: "Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, sino que Yo los escogí de entre el mundo, el mundo los rechaza." (Juan 15:19) "Pero busquen primero el reino de Dios y Su justicia, y todas las demás cosas les serán añadidas." (Mateo 6:33)


Una vez que apostamos por la renovación de nuestra mente de acuerdo a la Palabra de Dios, nuestra lengua comienza a pronunciarse también de diferente manera, desterrando las palabras insultantes y destructivas. Porque "de la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34). 


De allí que en el proceso de renovación de la mente empezamos a entender la importancia de que "No salga de nuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan." (Efesios 4:29) Y, ciertamente, el beneficio de nuestro rediseño mental y de nuestra nueva boca llena de palabras edificantes, lo cosechará nuestro prójimo, a quien, finalmente, lograremos amar tal y como Jesús nos amó.



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